Esa puerta al exterior que forma parte de nuestro día a día, esa amiga que te aísla y te muestra lo que te rodea.
¿Te has puesto a pensar las veces que en los últimos días has abierto, te has apoyado, o has traspasado el hueco de tus ventanas o balconeras para asomarte, para respirar, para hablar con tus vecinos, y hasta para aplaudir a quienes en estos momentos descansa la responsabilidad de cuidar de todos los demás, -ya sea en un hospital, en una farmacia o en un supermercado, al mando de un camión furgoneta o taxi, vigilando por nuestra seguridad o recolectando ya sea en tierra o mar aquello que nos alimenta cada día en nuestro hogar-?
La ventana, ese hueco que simplemente estaba ahí, se ha convertido en un protagonista especial en nuestros hogares, ya que nos traspasa hacia ese espacio que ahora parece miramos de forma diferente a como lo hacíamos antes.
Nuestra ventana, nuestra puerta al exterior ha empezado a formar parte de nuestro día a día, un aliado que nos hace cruzar nuestra mirada con quienes al igual que nosotros buscan un aliento de esperanza, un saludo y una sonrisa, un momento para ser solidarios o hasta para arrancar con una canción o melodía.
Esa nuestra ventana, nuestra amiga en estos momentos en que nos damos cuenta ahora nos hubiese gustado fuese más ancha y más alta, aquella que en su momento nos aísla del exterior y que ahora nombramos más habitualmente para decir a dónde vamos o para congregarnos todos, esa la ventana ha empezado a formar parte de nuestro día a día, una amiga hacia la esperanza de que #JuntosLoConseguiremos.